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El iPhone y los televisores de Samsung pueden convertirse en micrófonos espías

El iPhone y los televisores de Samsung pueden convertirse en micrófonos espías

El portal de filtraciones WikiLeaks difundió hoy datos de un supuesto programa encubierto de «hacking» de la CIA estadounidense, como parte de una serie en siete entregas, y reveló que el consulado de Fráncfort es la base de sus operaciones cibernéticas en Europa. Según WikiLeaks, el iPhone de Apple, los teléfonos Android de Google, Windows de Microsoft y hasta los televisores de Samsung pueden convertirse en micrófonos encubiertos mediante un software supuestamente elaborado en colaboración con el MI5 británico.

El portal, dirigido por el australiano Julian Assange, asegura que su serie «Vault 7», que estrenó hoy con el capítulo «Year Zero (Año Cero)» y que abarca el periodo de 2013 a 2016, es «la mayor filtración de datos de inteligencia de la historia».

«Year Zero» expone el alcance del programa de ‘hacking’ de la CIA, lo que incluye arsenal malicioso y docenas de ataques de día cero usados como armas, que explotan las debilidades de un amplio rango de compañías y productos de Europa y Estados Unidos, según el portal.

Algunos de estos productos son, según WikiLeaks, el iPhone de Apple, los teléfonos Android de Google, Windows de Microsoft y hasta los televisores de Samsung, que pueden convertirse en micrófonos encubiertos mediante un software supuestamente elaborado en colaboración con el MI5 británico.

Assange había planeado una rueda de prensa a través de internet para presentar su proyecto, pero posteriormente anunció en Twitter que sus plataformas habían sido atacadas y que tratará de comunicarse más adelante.

En un comunicado, el periodista y experto informático, refugiado en la embajada de Ecuador en Londres desde 2012, dijo que su última filtración es «excepcional desde una perspectiva legal, política y forense», y añadió que supone «un gol en propia puerta» para la agencia estadounidense.

Denunció además que «hay un riesgo extremo de proliferación en la carrera acelerada por las ciberarmas», que resulta de la incapacidad de las agencias de seguridad para controlarlas una vez las han creado y de su «alto valor de mercado».

Según explica WikiLeaks, «Year Zero», donde se exponen los sistemas de «hacking», software malicioso y armas cibernéticas empleadas por la agencia de espionaje norteamericana, comprende 8.761 documentos y archivos procedentes de «una red aislada y de alta seguridad situada en el Centro de Inteligencia Cibernética de la CIA en Langley, Virginia».

Además del centro en Langley, la agencia utiliza el consulado de EEUU en Fráncfort (Alemania) «como una base encubierta para sus ‘hackers’ en Europa, Oriente Medio y África», de acuerdo con WikiLeaks.

El portal de filtraciones señala que obtuvo los documentos de una persona que tuvo acceso a ellos cuando la CIA perdió el control informático sobre los mismos.

WikiLeaks revela que recientemente «la CIA perdió el control sobre la mayor parte de su arsenal de ‘hacking’, incluido software malicioso (‘malware’), virus, troyanos, ‘días cero’ ofensivos, software malicioso infectando sistemas de control remoto y documentos asociados».

Esta colección de «varios cientos de millones de códigos» dan a su poseedor «la capacidad de ‘hacking’ íntegra de la CIA», asegura en su comunicado, donde dice que la primera entrega «ya eclipsa el total de páginas publicadas en los primeros tres años de revelaciones sobre la NSA (Agencia de Seguridad Nacional de EEUU) por Edward Snowden».

Según explica el portal, la colección llegó a manos de antiguos «hackers» del Gobierno estadounidense y otros agentes de manera «no autorizada» y uno de ellos «proporcionó a WikiLeaks porciones del archivo».

WikiLeaks sostiene que la CIA ha ido aumentando sus capacidades en la lucha cibernética hasta rivalizar, «con incluso menos transparencia», con la NSA, la otra agencia de seguridad estadounidense.

El portal dice que, al difundir toda esta documentación, ha tomado cuidado de no distribuir «armas cibernéticas», hasta que «emerja un consenso sobre la naturaleza política y técnica del programa de la CIA y de cómo tales ‘armas’ deben ser analizadas, desactivadas y publicadas».

Julian Assange dirigió la difusión de «Vault 7» desde su residencia en la embajada de Ecuador, donde se refugió el 19 de junio de 2012 para evitar su extradición a Suecia, que le reclama para interrogarle sobre un delito sexual que él niega.

Assange teme que ese país pueda entregarle a su vez a EEUU, que lo investiga por las revelaciones de su portal en 2010, cuando difundió cables diplomáticos confidenciales estadounidenses.