Avances de la tecnología genera grandes oportunidades
Las Fintech, son empresas que usan las tecnologías de la información y la comunicación para ofrecer servicios financieros, la misma, trae nuevos modelos, jugadores y canales que vuelven mucho menos efectiva la regulación financiera tradicional.
“En la actualidad, nadie sabe exactamente cuáles son las mejores prácticas para este segmento, de manera que necesariamente el diseño de las nuevas regulaciones será un proceso experimental y dinámico. En particular, se destaca la importancia del diálogo entre los diferentes actores y el análisis de las lecciones aprendidas en otros países a efectos de preparar una regulación adecuada”, explicó Carlos Fernández Valdovinos, presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), la XX Asamblea Anual de la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas
Agregó que varios organismos destacan que la regulación de las Fintech debería enfocarse en la protección al cliente, en la prevención del lavado de dinero y en evitar que ellas representen un peligro de riesgo sistémico.
“Para los países emergentes el tema de riesgo sistémico es mínimo ya que el ecosistema es muy pequeño, pero hay que preverlo para el futuro. Pero para todos los países cobra importancia la protección al consumidor, a fin de evitar estafas que vayan finalmente contra el propio ecosistema FinTech, así como la prevención de las actividades ilegales o de lavado de dinero”, sostuvo el representante del BCP.
Resalto por ultimo que las Fintech representan una tendencia global catalizadora de progreso tecnológico, desarrollo financiero y económico. Su carácter global dificulta su reversión; es una fuerza que llega a Latinoamérica para quedarse y crecer. Pero como toda innovación tecnológica, crea ganadores y perdedores, generando en el camino descontentos por parte de agentes que integran el status quo y son adversos al cambio. El principal desafío para los reguladores será encontrar un balance de manera a aprovechar los beneficios de esta tecnología financiera, minimizando sus riesgos y evitando asfixiar la innovación.
LA NACION