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Tecnología obliga a los negocios a transformarse o extinguirse

Síndrome Uber: Tecnología obliga a los negocios a transformarse o extinguirse

Los avances tecnológicos implican cambios en todos los sectores, para bien y para mal. La posible llegada de Uber solo muestra cómo los negocios tienen que reinventarse para seguir sobreviviendo.

Pagos directos. Este cajero permite en la capital pagar varios servicios de forma autónoma.
Miguel Benítez

TW: @maikbenz
Días atrás, el anuncio del registro de la marca Uber en Paraguay generó zozobra en el gremio de taxistas, pese a que ello no signifique que la plataforma empiece a funcionar en nuestro país en el corto plazo. La aplicación que permite que particulares puedan ser conductores (previo registro) y transportar personas a precios más bajos, solo es un golpe más que da la tecnología a los negocios tradicionales.

En los últimos 20 años, la expansión de internet y el desarrollo de soluciones informáticas han obligado a diferentes rubros a transformarse, a ofrecer productos y servicios distintos o perecer en el estancamiento. Comercios como las cabinas telefónicas (exclusivas para llamadas) y los videoclubes prácticamente han desaparecido en Paraguay, mientras que los laboratorios fotográficos, como es el caso de Rochester, tuvieron que recurrir a proporcionar mercancías personalizadas.

Los consumidores fueron los más beneficiados con los cambios, pero los negocios también pueden ver el panorama como una oportunidad para reinventarse. Las ventajas que hoy posibilita la tecnología van desde un simple audio digital, hasta una prótesis totalmente funcional, hecha con impresora 3D.

Una industria que ha entendido muy bien esta evolución es la de los videojuegos, que pasó de ofrecer meras consolas y cartuchos físicos, a experiencias inmersivas y digitales. Por algo este sector movió más de USD 100.000 millones este año, en todo el mundo. Supera ampliamente a la industria del cine y la cifra alcanzada representa cuatro veces más que todo el PIB de Paraguay.

CAMBIAN LAS REGLAS. Víctor Cartes, desarrollador paraguayo de software, manifestó que internet cambió por completo las reglas de juego de cada industria y señaló que la transformación digital se inició en el mundo de la música. Cambiaron los métodos de distribución y la industria musical se adaptó al nuevo escenario.

«Después de la era en que vivíamos consumiendo MP3 piratas, hoy ya casi nadie lo hace. Tampoco compramos discos. Consumimos música como un servicio. Se logró un modelo de negocio que hace que no nos interese seguir pirateando música, porque nos resulta más fácil consumirla a través de plataformas como Spotify, y aún así es rentable para los autores y las discográficas», exclamó.

Agregó que en el mundo del software sucede lo mismo. Los clientes ya no quieren licencias permanentes de un programa, sino que se buscan soluciones flexibles, que puedan ser modificadas acordes con las necesidades.

LA FIEBRE DE WHATSAPP. Además de la música, tal vez la verdadera revolución tecnológica que sintió el mercado paraguayo fue la que trajo WhatsApp y demás aplicaciones similares. Un fuerte nicho, como es el de la telefonía móvil, se vio en la necesidad de rediseñar su portafolio de prestaciones (y lo siguen haciendo) considerando que los usuarios hablan cada vez menos por teléfono, en lo que respecta a las llamadas tradicionales. Los mensajes de texto convencionales (SMS) y los multimedia (MMS) fueron los primeros en agonizar, por lo que representaban menos ingresos.

De acuerdo con estadísticas de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel), en el 2012 los paraguayos enviaban mensualmente, 1.942 millones de SMS en promedio, y remitían 1.400.000 escritos multimedia.

El 2015 (último año que registra la Conatel) cerró con 405 millones de SMS enviados, por mes, y apenas se destinaron 177.000 MMS.

En lo que se refiere a las llamadas, hace cinco años se hablaban 720 millones de minutos por mes, en promedio, y tres años después los minutos hablados se redujeron a 620 millones, mensualmente.

Si se observa el servicio de línea baja, provisto por Copaco, en el 2012 se tenían 410.882 suscripciones, cifra que cayó a 344.853 en el 2015.

PAGOS ELECTRÓNICOS. El sector financiero también acusó el estirón tecnológico. Las bocas de cobranza y redes de pago, que aparecieron en su momento para dar más facilidades a los clientes, hoy están siendo amenazadas por las billeteras electrónicas, aplicaciones y por los cajeros de pago físicos, que cada vez se encuentran más en diferentes puntos del país (ver fotografía).

Los bancos debieron adaptarse y proveer home banking en sus sitios webs, para que cada persona pueda abonar diversas cuentas sin acudir a un lugar específico. El Banco Nacional de Fomento recientemente incorporó este sistema.

Videoclubes casi no existen y las librerías dan pelea

La industria audiovisual tradicional (cine, películas y televisión) tuvo su primera amenaza real con los sitios para ver y descargar contenidos ilegalmente. Sin embargo, como en Paraguay la penetración de internet fue más lenta (hoy llega al 50% de la población), en comparación con otros países de la región, este hecho no impactó significativamente en las tiendas de alquiler de películas, conocidas como videoclubes.

El panorama cambió hace cinco años, gracias a la irrupción de plataformas, como Netlix, Amazon y Hulu, las cuales permiten observar, legalmente, cientos de contenidos mediante una suscripción.
Students, uno de los comercios más conocidos del ramo, ya solo cuenta con un local (ubicado sobre la calle Colón y Ygatimí), luego de haber sido una referencia en entretenimiento para el hogar. Este negocio está vendiendo sus títulos a un precio único de G. 15.000.

Rolando Marecos, gerente general de la distribuidora Filmagic Entertainment, mencionó que en la actualidad solo ocho videoclubes están adquiriendo películas.

«En el mundo, el negocio ya se extinguió. Hoy ya no es más un negocio rentable, con la evolución del streaming, video bajo demanda, y pay per view (pago por evento). La ventaja del videoclub era el estreno, ese era el producto que se consumía, no tanto las películas viejas. Uno tenía el estreno en DVD dos meses después de haber estado en el cine. Hoy podés encontrar estrenos, por ejemplo, en iTunes o comprar de Amazon», dijo.

LIBROS. Otro sector que podía verse afectado por el proceso de digitalización es el de las librerías convencionales. Hoy resulta bastante fácil comprar los libros en la web y leer varios materiales con solo un lector de libros electrónicos (e-books), como es el caso del Kindle.

No obstante, Pablo Burián, director general de El Lector, manifestó que este segmento aún se mantiene bastante sólido en Paraguay. Se debe en gran medida a que los paraguayos todavía no se acostumbran a leer textos digitales y también a que los lectores locales aún prefieren el formato físico, apuntó.

«Va creciendo la publicación de libros en papel, van creciendo las editoriales, los autores en papel, así como en formato digital. No sentimos el efecto de la situación (digitalización). Hoy nosotros estamos en todos los shoppings y vamos llegando a Ciudad del Este y Encarnación. Se puede concluir que va a seguir liderando el papel, pero van a ir creciendo los libros digitales», expresó.

El empresario señaló que la clave es no quedarse en el tiempo, sino apostar a la renovación, a la innovación, sea cual sea la empresa. En el sector de los libros, se debe reponer la estantería con títulos nuevos, interesantes y analizar cuál es la tendencia a nivel global, precisó. UH