Cirrustia, la ciudad de las nubes. La IA al servicio de una historia fantástica
En esta entrega de ‘PROMPTING’, la columna de WIRED en Español dedicada a explorar los alcances de la IA, hablaremos de cómo esta tecnología pudo impulsar la realización editorial de un libro infantil.
Este artículo forma parte de la serie de publicaciones en la que los colaboradores de esta columna hemos ido compartiendo ideas, proyectos, pruebas de concepto y experimentos para incorporar la inteligencia artificial (IA) en nuestro quehacer cotidiano, ya sea profesional, personal o, en este caso, familiar. Esta historia nace de una rutina que uno de nosotros tiene con sus hijos.
Ellos hoy tienen cinco años (son gemelos). Comparto con ellos cuentos antes de dormir. La peculiaridad es que a mis hijos les gusta pedir que yo invente, junto con ellos, historias nuevas cada noche. Esto ha derivado en un ejercicio creativo cotidiano muy divertido que, ocasionalmente, ha dado origen a historias que de inmediato anoto en algún lado para no olvidarlas.
Cirrustia, la ciudad de las nubes
La primera vez que esto sucedió fue hace más de un año, cuando hicimos un viaje en avión para visitar a unos amigos. Toda la novedad de volar detonó una historia fantástica que contamos antes de dormir una noche: un viaje de dos gemelos que vuelan por primera vez en un avión que se ve en la necesidad de hacer una parada en una ciudad que flota en las nubes, donde interactúan con criaturas fantásticas y viven aventuras.
En Prompting creemos firmemente que la creatividad puede ser potenciada por la tecnología y hoy más que nunca con la IA generativa.
En ese entonces las herramientas de IA generativa text-to-image estaban en pañales pero ya se podía generar cosas interesantes con prompts en DALL-E de Open AI. Tomé los momentos clave de esta historia para generar de forma relativamente rápida suficientes ilustraciones con coherencia de estilo, personajes y una calidad aceptable, para plasmarla en un libro infantil; conservarla para la posteridad y compartirla con amigos y familia.
Fue así que en un par de días, y con mucha ayuda de mi esposa para conseguir los proveedores de impresión, hacer un tiraje pequeño y montar una tienda en línea, mis hijos y yo nos convertimos en autores independientes, publicados de la noche a la mañana. Incluso hicimos un segundo tiraje para tener suficientes ejemplares para cubrir los pedidos que se hicieron en la tienda en línea y para los libros que regalamos. Debo decir que yo tengo un enorme respeto y admiración por los ilustradores y diseñadores editoriales, pero el objetivo de este experimento familiar era llevar esta historia creada por inteligencias humanas a un producto final, diseñado en colaboración con la IA en cuestión de horas. Esto habría sido imposible de lograr en ese tiempo de otra forma.
De la idea a la ejecución inmediata
Esta abre preguntas y debates interesantes. Hace años cualquier proyecto creativo tomaba mucho tiempo antes de ver la luz. Se podía tener una muy buena idea pero no contar con los colaboradores, las herramientas o el equipo necesario para llevarla a cabo. Era necesario planear y orquestar distintos agentes para que todo el engranaje funcionara y eventualmente la idea pudiera ejecutarse. Esto complicaba la ejecución y muchas grandes ideas corrían el riesgo de quedarse atoradas o morir en algún punto del proceso.
Hoy, con ayuda de las herramientas adecuadas de IA generativa, se puede dar vida a algunos proyectos creativos de forma mucho más ágil. Para algunos puristas creativos y artísticos, apoyarse en la IA es hacer trampa. Pero en ese caso, también lo habría sido utilizar Photoshop y tantas otras herramientas de diseño en su momento. A lo largo de la historia, el ser humano siempre se ha apoyado en los vehículos disponibles para hacer avanzar su creatividad y hacerla llegar a más seres humanos. Con la IA no es muy diferente.
Hay varias razones por las que nos pareció relevante contar esta historia. Por un lado, para compartir con los lectores de esta columna un uso práctico de la IA e inspirar a que cada quien se atreva a probar las herramientas para llevar a cabo otros proyectos. Pero también para dimensionar lo mucho que ha evolucionado la inteligencia artificial generativa en tan poco tiempo. Hoy tenemos a la mano muchas nuevas plataformas y soluciones text-to-image con un poder de procesamiento mayor a las que se tenían cuando hicimos este experimento.
En su momento no importaba mucho que los personajes se vieran diferentes entre una página y otra. El simple hecho de generar las imágenes y tener el producto terminado tan rápidamente era sorprendente. Hoy se podría hacer el mismo experimento utilizando ChatGPT4o para perfeccionar prompts que después se lleven a Midjourney 6.0 para generar imágenes totalmente coherentes en estilo y en diseño de personajes, por ejemplo. Ya lo intentaremos así en la próxima historia que llevemos al papel. Y seguramente, un año después, volveremos a mirar hacia atrás y reflexionaremos sobre todo lo que se podría mejorar con las próximas versiones de la IA generativa.